Aquella noche

Aquella noche yo caminaba perdida, tratando de encontrar lo que el dia no era capaz de ofrecerme. En silencio, observaba ; mis ojos eran los de un ave que divisa desde lo lejos su presa ; mí sombra me perseguía sigilosa y mis pasos, acompañaban un silencio que me hacia sentir el miedo en las entrañas.Volvi la vista atrás sin saber muy bien a que temia, quizá a mi propia imagen, que en la noche se manifestaba esplendorosa ,buscando su refugio entre los arboles y la oscuridad. Caminé sin rumbo fijo, tal vez fuese la prisa por llegar, lo que hacia de mi recorrido una eternidad.
Ya cerca, apareció una luz que dibujaba las piedras de una pequeña y solitaria casa, me detuve ante ella y la observé; por unos momentos,
me senti tranquila.
Veo la puerta cerrada,un rio cercano. Ahora solo escucho el murmullo del agua. Miro a mi alrededor y siento, que quiero huir de aquel lugar.
Ya habia encontrado lo que tanto buscaba ; entonces regresé por donde habia venido, me coloqué mi abrigo, respiré el olor a tierra humeda,y seguí caminando.

Otra sombra me acompañaba.

Te gustará

Te gustará verme cuando despierto,
sentir mís manos en las tuyas.

Derretirte en mí azucar.

- Convertirlo en tu almíbar-

Estrella

Estrella brillaba por las noches, vagando entre la oscuridad, perdida entre callejones inhóspitos, oliendo el vapor y la mugre.
Sus tacones resonaban en el silencio de una ciudad dormida .
Caminaba solitaria, cabizbaja, quizá sin centrarse en ningún pensamiento, abstraída en su mundo para no pensar en este.
Su sombra en el suelo, era un gigante que la perseguía entre la luz de las farolas. Una falda estrecha, marcaba su esbelta silueta dirigiendo su paso. Vestía un conjunto de chaqueta y jersey que ocultaba unos senos perfectos, casi de adolescente .Sus medias de rejilla parecian encarcelar sus piernas ; un pañuelo de seda cubria su cabeza, desdibujando las ondas del pelo que asomaban entre sus hombros.
La última vez que la vi, las huellas del tiempo habian esculpido en su rostro, las marcas de la vida, pero ella seguia conservando ese aire de dulzura que le hacia parecer una eterna niña. Ella seguía brillando a pesar de todo, porque era una estrella y eso siempre perdura.
Un dia la vi entrar en el portal de la calle Olvido, un hombre de sombrero gris la esperaba, todavía llevaba el pañuelo de seda. Se perdió en la noche, entre la niebla.
Nadie volvió a saber nada de Estrella.

AURORA

Aurora llevaba días sin salir de casa . El encierro se había convertido
en su mejor aliado. No necesitaba mucho, quizá lo que añoraba, no estaba entre los utensilios de la casa. La cama se había convertido en su cómplice. Su cocina: la mayor de las batallas. Un pasillo estrecho comunicaba su habitación con unas escaleras de madera. Antes, para ella,
eran el camino de la huida, de sus risas...ahora pertenecian al pasado.
Seguía en la cama, sintiendo el abandono y la soledad, refugiada entre las sábanas de algodón que le había regalado su madre.
El muñeco de peluche era su único compañero.
En la mesilla de noche, un vaso de agua que lentamente se iba consumiendo...al igual que ella. No quería ver ni escuchar, sólo estar en silencio, en una especie de letargo, fundiendo la tristeza en la almohada y ahogando los pensamientos en el nudo de su garganta.
Fuera, en la calle, la esperaba una nueva vida que aún no conocía.

Tenía que pasar el duro trance sin caer en su propio tunel.

Rosa Fdez. Salanova

Eran las diez...

Eran las diez de la noche, yo aún estaba recogiendo la cocina. El y yo habíamos cenado en la terraza a la luz de las velas. Había preparado la cena, tratando de que todo estuviera perfecto. En la mesa ,el mantel nuevo que me había regalado mi madre (siempre empeñada en que tuviera un ajuar) , la vajilla de Ikea, y las copas de cristal rojo cereza que había traído de mi viaje a Praga.

Preparé una tortilla de patata con ensalada multicolor, de postre,un Mousse de queso fresco con frambuesas, para beber, un vino añejo que guardaba en el mueble del salón ,nada sofisticado, pero todo hecho con mucho cariño.
El día aparentaba especial. Nos sentamos a la mesa, nos miramos y nos pusimos a cenar saboreando y disfrutando la comida y el vino, como si fuese el mejor manjar.

Ella : ¿Te gusta?
El : si, mucho

Silencio

Ella : bueno,umm… y que mas, ¿no tienes nada que decirme?
El : pues no sé… bueno,claro, FELICIDADES cariño, eres una excelente cocinera.

Silencio

Ella : brindemos por nosotros, ¿te acuerdas de nuestra primera cita?
El : si, éramos muy jóvenes
Ella : aún lo somos
El : ya, pero no tanto

Silencio

El : ¿por qué te pones melancólica?

Mirada

Ella : HOY ES MI CUMPLEAÑOS

y sigue lloviendo...en tu silencio

La lluvia caía
mojando los cristales

y tu silencio

En la mesa
la taza
de té afrutado

-esperandote-

Afuera

sigue lloviendo