Estaba en la puerta de la habitación, mirando fijamente; palideci al verlo.
Su cuerpo parecia envuelto en un halo luminoso y su sombra dibujaba la silueta de aquel amigo que un dia fue compañero.Vestia algo oscuro,o quiza me lo parecia, pues la luz que emanaba,hacia reflejar en su interior una oscuridad azabache.
Yo me habia convertido en piedra,no se el tiempo que paso,tal vez los relojes de la casa se hubieran parado,solo mi retina parecia percibir; nada a mi alrededor,solos los dos , mis ojos...y su mirada.Un fugaz escalofrio me hizo volver a la realidad, seguia alli,mirando, y escuche entonces...estare siempre.Se dio la vuelta, lentamente, su luz se esfumo,solo quedo el recuerdo y alguna extraña y agradable esencia que me hizo volver a aquel tiempo,cuando niños, compartiendo juegos entre los arboles que rodeaban el viejo caseron.
Ya se ha ido,todo sigue igual , como si nada hubiese ocurrido,
en el pasillo...el silencio.
Rosa Fernandez Salanova
Yo soy tú,
tú en mi.
Sin tiempo
ni espacio.
Sólo uno,
en el Universo infinito.
Rosa
tú en mi.
Sin tiempo
ni espacio.
Sólo uno,
en el Universo infinito.
Rosa
viernes, 13 de febrero de 2009
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estupendo relato, Rosa... onírico como el de ayer del obradorio pero me gustó más este.
ResponderEliminarya he puesto enlaces en mi blog del tuyo.
biquiños,
p.d.: si te parece que debo cambiar algo házmelo saber.
Querida Rosa:
ResponderEliminarQuedó el silencio, pero quedó para siempre la compañía.
Un besote.
Repito lo dicho en tu otro blog.
ResponderEliminarEspero seguir viendo y leyendo tu obra
mas cariños