Hoy me he levantado y como casi todos los dias,he abierto la cortina de mí alcoba para mirar a la calle.Apenas había gente, el sol brillaba, pero aún así, había un silencio extraño, poco usual para un dia de sol tras un duro Invierno. Heché la cortina, abrí la puerta de mí armario, pensé en que ropa ponerme, pero todo me parecía raro,
¡mí ropa era de otra epoca! ,faldas largas con vuelo, chaquetas ajustadas, encajes y puntillas…olor a resina y alcanfor. Algo distinto estaba sucediendo. Miré a mi alrededor, mí habitación seguia igual, todo estaba en su sitio, en la mesilla de noche ,el libro que habia dejado antes de dormir, en mí cama, las sabanas revueltas, los cuadros en las paredes, como siempre.
Volví al armario,mís ojos permanecian muy abiertos, la ropa seguía allí, esperandome.
Escojí una falda color granate con una blusa de puntillas blanca,una chaqueta a juego entallada en la cintura y un camaféo para el cuello de la blusa, que estaba en uno de los cajones.Me puse unos botines de tacón negros con cordones,un pequeño sombrero también negro, con una rejilla que me cubría un poco los ojos y por último, unos guantes a juego.
Me volví a acercar a la ventana, el cielo se había cubierto con unas nubes densas ,
había niebla, no me dejaba ver bién lo que sucedía en la calle.
Intenté ver un poco mas,pués me parecía sentir un trote de caballos y la voz de un niño
anunciando notícias de prensa .
No conseguía ver nadas mas y salí corriendo a la calle .¡La gente vestía con ropa igual a la de mi armario!,había carruajes, los coches eran antiguos, los edificios tenían un toque “art-nouveau” y la voz de aquel chico vendiendo la prensa, resonaba en mís oidos como un eco. Nadie parecía percatarse de mi presencia, me acerqué al chico y tampoco me oía, miro uno de los periodicos y leo los titulares: Paris,1890 ,un tiempo para el recuerdo.
Me volví para mi casa, por donde había venido, subí las escaleras, entré en mi habitación, me saqué la ropa y la fuí colocando en el armario con el mismo orden que la había cogido. Estaba cansada.
Me acosté en mi cama y seguí durmiendo.
Yo soy tú,
tú en mi.
Sin tiempo
ni espacio.
Sólo uno,
en el Universo infinito.
Rosa
tú en mi.
Sin tiempo
ni espacio.
Sólo uno,
en el Universo infinito.
Rosa
sábado, 28 de febrero de 2009
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¡Qué interesante relato!...¡Qué pena que te acostases tan pronto y los personajes de la época no pudiesen disfrutar un poco más de tí!
ResponderEliminarBesistos.